La pandemia por el Covid-19 nos va a quitar otra de nuestras grandes citas anuales…
¡nuestros carnavales!
Pero siempre podemos disfrutar de la exposición que, con la inestimable colaboración de nuestras y nuestros txikis, luce ya preciosa en la sala de exposiciones de Iortia.
Aquí tenéis el cuento en el que se han basado para montarla.
¡Seguro que así la disfrutáis mucho más!
EL OSO DE SANTA LUCIASAKA
En el camino que va desde la ermita de San Pedro hacia Alzania hay un gran larre donde hace muchos años había un poblado, con cuatro caseríos, tres bordas y una ermita donde se veneraba a Santa Lucia. El poblado situado en un paraje mágico, estaba protegido de los fríos vientos del norte por la peña de Ulaiarkoaitz donde estaba la cueva de Santaluziaburu, por el oeste pasaba la regata de San Pedro de donde cogían el agua para beber y al este el robledal de Basoitxi y Dantzaleku. Eran gentes alegres que cantaban y bailaban al son del txistu y la txalaparta, txakun , txakun. También eran muy trabajadores y en diciembre, con su bueyes labraban la tierra para sembrar el lino, que 100 días después en auzolan, recolectaban y secaban para llevar a Etxarri Aranaz donde en un telar se convertía en sabanas para ajuares de boda.
Este invierno estaba siendo largo y duro, las peñas y los montes estaban nevados, en las huertas que rodeaban el poblado solo se veía barro, berzas, puerros y nabos. Las habas y el lino ya empezaban a salir pero aun le quedaban un par de meses hasta que allí por marzo o abril se cosechara.
Aquella mañana amaneció fría, pero como todos los días, con los primeros rayos del sol el movimiento había comenzado en el poblado de Santaluziasakan. Los pastores cogieron a los gordos juantramposos con colas de cerdo y se los llevaron al robledal cercano para que comiesen las bellotas caídas en otoño. Algunas mujeres, ya habían
salido hacia rato hacia Altsasu donde pensaban vender y comprar comida en el mercadillo que todos los miércoles se montaba en la plaza del pueblo. De repente, se escucharon en el poblado unos gritos que venían de una de las bordas.
Gritaban:
- ¡¡¡Faltaban tres corderos y una oveja!!!!, ¡¡Faltaban tres corderos y una oveja!!!!
En el suelo nevado, se vía rastros de sangre y unas pisadas grandes y profundas, unas garras con cinco dedos y cinco uñas que atravesando las huertas y los campos de lino se dirigían hacia la cueva de Santaluciaburu. Muertos de miedo y sin saber quehacer los pastores, decidieron esperar a que todos los habitantes del poblado volviesen de sus tareas.
Ya por la tarde, en el pórtico de la ermita entorno a una hoguera empezaron a discutir que es lo que podían hacer.
Es el oso, dijo uno de los pastores, esta hambriento, escondido en la cueva a medio kilometro de donde estamos.
Luego hablo Marimikirri:
-Tenemos que echar al oso, pero sin hacerle daño.
Ante el desconcierto de todo el mundo, Maskarita, la chica mas espabilada del poblado la que les propuso tomar un caldo que ella misma prepararía con sendabelarras y semillas de los montes. Así invocarían a los personajes mitológicos que todos y todas las Alsasuarras llevan dentro de si. Dicho y hecho. En un puchero de cobre prepararon la poción que todas y todos tomaron.
De repente empezaron a ver como salia de la hoguera entre chispas y un humo blanco y rojo, primero un cuerno grande, luego otro, después una cabeza, con un cesto y un iturrico como el que se ponía a las vacas y los bueyes para ir al monte, unas crines de caballo que no dejaban que se le viese la cara, en el pecho una sabana de lino manchada de sangre roja y en la espalda un narru de oveja. En las manos también manchadas de sangre llevaba un sarde de cuatro puntas. Era el MOMOTXORRO Maskarita que era la mas atrevida le dijo al momotxorro: necesitamos vuestra ayuda. En la cueva de Santaluciasakan hay un oso hambriento que se come nuestras ovejas y destroza nuestros campos. Como siga así nosotras y nosotros también moriremos de hambre. El momotxorro dijo:
- Para solucionar este problema entre todos y todos tenemos que meter mucho ruido mientras bailamos en corro la momotxorroren dantza.
Los momotxorros empezaron a mover los sardes, a golpearlos contra el suelo a la vez txistularis, txalapartaris hacían sonar sus instrumentos. Momotxorrooooooooookkkkkkkk grito fuerte uno de ellos. Por la mañana, los primeros rayos de sol que entraban en la ermita de Santaluciasakan despertaron a Mascarita. Levantandose vio a sus vecinos y vecinas tumbadas en el suelo y a lo lejos como se alejaba el oso por Salsamendi camino de Ataun.
“ ETA HALA BAZAN, EDO EZ BAZAN,
SAR DADILA KALABAZAN
ETA ATERA DADILA
ALTSASUKO PLAZAN”